INTRODUCCIÓN

 

La ciudad de Popayán, en la actual Colombia, es uno de los más bellos exponentes de la arquitectura colonial española. Fundada por el Adelantado español D. Sebastián de Belalcázar el 13 de enero de 1537, desde entonces acá la huella y el color de España han permanecido inalterables a lo largo de los siglos. Situada en un precioso rincón de los Andes colombianos, la ciudad se extiende sobre un extenso valle que le permite disfrutar de una temperatura media de 19º C, y se caracteriza por ser acogedora, tranquila y apacible, a la usanza de los viejos tiempos coloniales. Conectada con la ciudad de Cali, a través de una autopista que atraviesa uno de los más bellos y espectaculares paisajes de Colombia. Llamada la “Ciudad Blanca” por la albura de sus edificaciones, Popayán está definida como ciudad de luminosa tranquilidad, con un aire atmosférico transparente y sutil, formando toda ella un gigantesco museo de evocaciones, en donde al igual, que bajo las centenarias bóvedas de un claustro monacal, se siente el imperioso impulso de hablar en voz baja. El 31 de marzo de 1983, un devastador terremoto la destruyó en buena parte. Reconstruida de nuevo, Popayán es hoy una bellísima ciudad declarada “Patrimonio Nacional de Colombia”. En esta ciudad colombiana, vino al mundo en la postrera década del Siglo XIX y en el seno de una familia acomodada, el heroico legionario cuya historia glosamos a continuación. 

 

UN COLOMBIANO SE ALISTA, CON NOMBRE SUPUESTO, AL TERCIO DE EXTRANJEROS EN EL CONSULADO DE ESPAÑA EN LA HABANA.

Corría el año 1921. En una mañana del mes de julio, un colombiano deambulaba por las calles del casco histórico de la ciudad de La Habana. Hacía año y medio, que llevado de un desengaño amoroso había abandonado su Colombia natal, y tras pasar por diversos países iberoamericanos, había recalado en la capital de la Isla de Cuba, donde trabajaba como encargado en una plantación de azúcar. Durante su matutino paseo, nuestro hombre, que aparentaba tener unos veinticinco años, buena presencia y exquisitos modales, fijó su atención en unos grandes carteles ,colocados con profusión en todas las esquinas del citado casco histórico habanero, y en los que un soldado de rasgos enérgicos, enarbolando en su mano derecha una bandera española, invitaba al curioso transeúnte, a alistarse en el “Tercio de Extranjeros”; una Fuerza de Choque de singular bravura y fiereza, -mas conocida como LEGIÓN ESPAÑOLA- encuadrada dentro del Arma de Infantería, integrada por voluntarios españoles y extranjeros, y que había sido fundada tan sólo un año antes (en 1920) por el teniente coronel Millán-Astray.

El colombiano de mi historia no se lo pensó dos veces, y con paso decidido se dirigió al Consulado de España en la Habana, donde estaba instalado el “Banderín de Enganche”, y una vez en presencia del oficial encargado del mismo, manifestó su deseo de alistarse. En el acto de alistamiento dijo llamarse Carlos Angulo de Rebolledo (pasados los años, y ya con la graduación de Oficial, rectificaría este nombre, alegando ser falso), natural de Popayán (Colombia), donde había nacido un 23 de junio de 1893. En la “Sección de Depósitos” de La Habana, hubo de esperar Angulo a que se formase una nutrida expedición, que sería conocida como “La Legión Cubana”, integrada por 731 voluntarios, de los cuales 446 eran españoles residentes en Cuba, y que por ahorrarse el precio del pasaje, volvían a la Patria “por cuenta del Estado Español”, pero , eso sí, obligados a vestir el uniforme legionario por un período mínimo de tres años; 225 eran cubanos, y el resto (60) de países hispanoamericanos. Una vez completada la expedición zarparon hacia España arribando al puerto de La Coruña el día 4 de octubre de 1921. Desde La Coruña, y a bordo del vapor “Manuel Camps, parten hacia Ceuta, Casa solariega, cuna y Cuartel General del Tercio, donde arriban en la mañana del día 7 siguiente. (Este día: 7 de octubre de 1921, será el que figure en la filiación de Carlos Angulo Rebolledo (nombre falso) como el de su ingreso en El Tercio).

En la norteafricana plaza española de Ceuta, y en la llamada “Posición “A”, permanece el legionario Angulo, junto al resto de sus compañeros de expedición, afecto a la Compañía de Depósitos y sometido a un durísimo período de instrucción, hasta el día 19 del citado mes de Octubre en que salió para Tetuán y el 21 para Uad-Lau . Los día 23 y 24 y encuadrado dentro de la 16ª Compañía de la IV Bandera, vive su primer combate, al repeler una agresión de las bandas rifeñas a un convoy español a la posición de Monte Magán, al que la sección de Angulo iba dándole escolta, resultando éste gravemente herido en la acción y siendo evacuado al Hospital Militar de Ceuta, donde permanece ingresado hasta el mes de marzo del siguiente año. Por los méritos contraídos en la acción de Monte Magán, el legionario Angulo es ascendido a Cabo (con antigüedad de 1º de enero de 1922)y recompensado con la Medalla de Sufrimientos por la Patria. Reincorporado a su Unidad, participa en el establecimiento de posiciones y en la protección del avance de las distintas columnas, destacando siempre por su valor y sus altas cualidades militares, que le permiten ascender a Sargento, el 1º de junio de 1923, según nombramiento aprobado por el Excmo. Sr. Comandante General de Ceuta y Orden de La Legión del día 25 de mayo anterior. Encuadrado en su Bandera, participa en los feroces combates llevados a cabo en la trágica jornada del 5 de junio de 1923, para llevar un convoy a la sitiada posición de Tizzi-Assa, y en los que La Legión se cubre de gloria, a costa de la vida y del sacrificio de sus mejores legionarios, entre ellos, su Jefe: el heroico y glorioso teniente coronel Don Rafael de Valenzuela y Urzáiz, a quien le es concedida la Medalla Militar Individual. Para reemplazarle al mando del Tercio, el Rey Don Alfonso XIII designa al mas joven de los Comandantes de su ejército (al que tiene que ascender previamente a teniente coronel), y que se ya se había distinguido al frente de la Primera Bandera legionaria en los tiempos fundacionales: D. FRANCISCO FRANCO BAHAMONDE, que se hace cargo del Mando del Tercio de Extranjeros, el día 19 de junio de 1923.

Y siguiendo con la narración del historial militar de nuestro biografiado, el Legionario colombiano Carlos Angulo, hemos de resaltar, que nuestro hombre ya empezaba a causar admiración en el Tercio por sus constantes prueba de valor en los combates en que intervenía, por su firmeza ante el enemigo, así como por los gritos de ¡Viva Colombia! ¡Viva España! ¡Viva La Legión! con los que arengaba a sus legionarios momentos antes de lanzarse al asalto a la bayoneta, para la conquista de alguna posición estratégica. En marzo de 1924, su Bandera se desplaza a Tafersit (sigue la cruenta guerra en nuestro antiguo Protectorado en el Norte de África contra las insurrectas Cábilas del Rif), integrándose en la columna del teniente coronel Franco, Primer Jefe del Tercio de Extranjeros. El día 7 de marzo es herido en la acción de Loma Roja, siendo evacuado al Hospital Militar de Melilla, reincorporándose a Unidad, una vez restablecido de sus heridas, el día 4 de mayo de ese mismo año, 1924, siendo ascendido a Suboficialel día 1º de junio de 1924 y recompensado con la Cruz del Mérito Militar con distintivo Rojo, por los notables méritos de campaña contraídos. A finales del mes de agosto, su Bandera parte con destino a Tetuán, interviniendo en varios combates en escenarios próximos a tan importante plaza, sede entonces de la Alta Comisaría de España en el Norte de África. Por Real Orden de 24 de octubre de 1924, le es concedida al suboficial Angulo la Medalla Militar de Marruecos, con los pasadores de “Melilla” y “Tetuán”, y pocos días antes de finalizar el año, el Cónsul General de la República de Colombia en España se interesó por su Historial Militar, y escribió sobre su participación en la campañas de Marruecos al Ministro de Exteriores de su país.

Por Real Orden de 24 de junio de 1925, el suboficial D. Carlos Angulo de Rebolledo es promovido el empleo de Alférez, en atención a los meritorios y distinguidos servicios de campaña prestados a España desde las filas legionarias. En tan sólo cuatro años (todo un récord) desde su ingreso en el Tercio, el colombiano Carlos Angulo, ha conseguido alcanzar la categoría de oficial. El libro “El Legionario”, nos relata en sus páginas en una prosa emocionada y vehemente, que el acto de imposición de las estrellas de alférez a Angulo, estuvo presidido, nada menos, que por el Ilmo. Sr. Coronel Jefe del Tercio D. Francisco Franco Bahamonde. Que la banda militar interpretó el himno de Colombia, y que por la noche le fue ofrecido al alférez Angulo un banquete en el casino de Oficiales de Dar Riffien.

Ya con su graduación de alférez, y durante todo este año de 1925, continúa D. Carlos Angulo prestando servicios de campaña, encuadrado siempre en las nobles filas legionarias. Surge entonces, en la Guerra de Marruecos (extrapolada luego a la Guerra Civil Española) una figura tremendamente simpática, a la par que emotiva: Las Madrinas de Guerra. Sus cartas, iban a llevar el consuelo a muchos de nuestros soldados heridos, internados en los distintos hospitales de campaña, así como la esperanza y la alegría a muchísimos de nuestros combatientes. A comienzos del año 1926, y a través de un capitán amigo de Angulo, D. Luis de Santa Cruz, comienza nuestro alférez a cartearse con una señorita de Zaragoza llamada Caridad Villalón y Mateo, cuñada a la sazón del citado capitán Santa Cruz, y a quien Angulo ha nombrado su “madrina de guerra”. En octubre de 1926, aprovecha éste unos días de permiso y se desplaza a Zaragoza para conocer personalmente a su “madrina”, entablando ya desde ese día relaciones formales, que culminarían en matrimonio en el mes de julio de 1930.

El 30 de septiembre de 1926 el alférez Angulo de Rebolledo es promovido al empleo de Teniente, por lo que es felicitado por el propio coronel Millán-Astray, que le regala una foto suya (donde aparece ya tuerto y manco) con la siguiente expresiva dedicatoria:“¡Viva España! ¡Viva El Rey! ¡Viva Colombia! Gratitud a Colombia que nos envió tan bravo soldado. A mi querido teniente Legionario D. Carlos Angulo, futuro capitán de La Legión, modelo de caballeros y honra de su gloriosa Nación, La República de Colombia. A su bravura indomable, a su estoica resistencia en el dolor, a tu fidelísima lealtad. Tu coronel Fundador, Millán-Astray”.

En la 5ª SUBDIVISIÓN de su Hoja de Servicios, y relativo a las calificaciones obtenidas en este año de 1926, en el apartado referente a sus “Notas de Concepto”, figura con Valor “Acreditado” y con Aplicación y Puntualidad en el Servicio “MUCHA”. En el mismo apartado figura una “Ampliación exclusiva manuscrita del coronel Jefe Principal del Tercio, D. José Millán-Astray Terreros” del siguiente tenor literal: “Excelente oficial, caballero distinguido, de gran cultura, merece confianza y muy apto para ser el segundo Capitán Legionario de La Legión”. Lleva el sello del Tercio y la firma ilegible de Millán-Astray.

Durante los años 1927 a 1930, el teniente Angulo, presta los servicios propios de su empleo en la Representación del Cuerpo en Tetuán, y como Jefe de la Sección de Enlaces de la Plana Mayor del Tercio; destino que desempeña hasta el mes de noviembre de 1931 en que se incorpora a la IV Bandera destacada en el Zoco el Arbaa. En las “Notas de Concepto”, correspondientes a los años 1929 y 1930, mandando ya El Tercio el coronel D. Juan de Liniers y Muguiro, figuran las conceptuaciones de “MUCHO” en Ordenanzas, Conocimientos militares, en Detall y Contabilidad y en Teoría y práctica de Tiro. Figurando asimismo, dos “Notas Ampliatorias” del coronel antes citado en las que define a este oficial como “Bravo, Inteligente y laborioso. Es uno de los oficiales legionarios mas distinguidos” (Año 1929), y al año siguiente, el prestigioso Primer Jefe, en una nueva Nota ampliatoria, corrobora la anterior Nota de Concepto y añade “Distinguiéndose ,aún mas si cabe, como organizador de la Sección de Enlaces del Tercio, que conserva y mejora constantemente”(Año 1930).

 

EL TENIENTE DEL TERCIO, DON CARLOS ANGULO REBOLLEDO, SOLICITA A S.M. EL REY DON ALFONSO XIII, EL CAMBIO DE NOMBRE, ACREDITANDO LLAMARSE LUIS MARÍA CRESPO DE GUZMÁN.

Ya, a finales del año 1929, se había planteado el teniente Angulo, el solicitar a S.M. El Rey de España, a través del Ministerio de la Guerra, la autorización pertinente para el cambio de nombre, al objeto de que en su Hoja de Servicios dejase de figurar el nombre supuesto que dio al alistarse al Tercio en La Habana, de Carlos Angulo de Rebolledo, por el suyo verdadero, que no era otro que Luís María Crespo de Guzmán. A un Legionario de 2ª, se le puede permitir que en su “Filiación” figure con nombre supuesto, pero nunca a un oficial que ha sido distinguido con la concesión de importantes Órdenes y Condecoraciones, y que además pensaba contraer matrimonio con una señorita de la buena sociedad zaragozana. En su virtud, el día 20 de marzo de 1930, el teniente del Tercio D. Carlos Angulo Rebolledo, eleva Instancia a S.M. El Rey Don Alfonso XIII, en Súplica de la Rectificación del nombre antes citado, y cursada a través del Ilmo. Sr. Coronel Primer Jefe del Tercio, quien con su favorable informe marginal, la eleva a S.M. “para la Resolución que sea de su Real Agrado”. Pero las diligencias a tramitar no eran fáciles. Fue preciso presentar una información testifical, practicada por las Autoridades Judiciales de Colombia, legalizada por el Vicecónsul de España en Cali y acompañada del certificado de matrimonio de sus padres, legalizado igualmente por el mismo Vicecónsul, cuya firma, a su vez, debía estar igualmente legalizada por el Ministro de Estado español. Todas estas gestiones se agilizan al máximo (debido a las buenas relaciones de su familia con las autoridades colombianas), y el Fiscal encargado de la tramitación del Expediente, no duda en informar favorablemente el cambio de nombre solicitado. Estas buenas relaciones de nuestro biografiado se evidencian en la rapidez en que le fue concedido el cambio de nombre, pues no habían transcurrido aún tres meses desde su solicitud, cuando, con fecha 1º de junio de 1930, y ya con su nombre auténtico, el teniente del Tercio D. Luis María Crespo de Guzmán, cursa nueva Instancia a S.M. El Rey, en Súplica de que le sea otorgada “Su Real Licencia” para contraer matrimonio con la señorita Dña. Caridad Villalón y Mateo, de conformidad con lo dispuesto en el Real Decreto de 26 de abril de 1924 (Colección Legislativa Nº 196). Otorgada la “Real Licencia”, requisito imprescindible a todo oficial para contraer matrimonio, en julio de 1930, como he referido en las líneas precedentes, el teniente Crespo de Guzmán se casa con la señorita Caridad Villalón, con la que tuvo dos hijos, Caridad Delfina y José Luís.

El día 14 de abril de 1931 se proclama en España la II República, a la que el teniente Crespo de Guzmán – al igual que todos los Jefes y Oficiales del Ejército Español que deseen permanecer en activo- tiene que “Prometer servir con lealtad”; promesa que ha de realizarse precisamente por escrito y signada con la firma entera del oficial correspondiente. En el mes de noviembre de 1931, el teniente Crespo de Guzmán pasa destinado a la IV Bandera destacada en El Zoco el Arbaa.

 

ASCENSO A CAPITÁN LEGIONARIO Y MUERTE HEROICA, EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA, DE DON LUIS MARÍA CRESPO DE GUZMÁN

En enero de 1936, D. Luís María Crespo asciende al empleo de Capitán, máximo a alcanzar en esas fechas para los procedentes de Legionarios de 2ª. Era el segundo legionario (el primero había sido Carlos Tiede Zedem, ascendido en 1927), que alcanzaba tan alto puesto, techo entonces de la Escala Legionaria. En julio de 1936 da comienzo la Guerra Civil Española, e incorporada La Legión al bando de su antiguo Jefe el general Franco, el capitán Crespo de Guzmán, al frente de su Compañía de legionarios cruza el Estrecho (primeros de agosto de 1936), y encuadrado en la columna “Madrid”, avanza desde Sevilla sobre la capital de España, participando en la ocupación de Zafra, Almendralejo y Badajoz. Mientras tanto, -y cambiando de escenario bélico- , a mediados de aquel mes de agosto de 1936, las fuerzas nacionales, mandadas por el general D. Emilio Mola Vidal, avanzan en la zona norte del país. Uno de sus objetivos para cerrar la frontera con Francia era la toma de Irún, una formidable posición estratégica situada a la orilla izquierda del río Bidasoa y dotada de potentes fortificaciones. La ruta escogida para el asalto venía configurada por el margen derecho de la carretera de Pamplona, bordeando los montes que se extienden hacia el mar, resguardados por fuertes como el de San Marcial que van siendo tomados al asalto con una elevada pérdida de vidas. El día 23 de agosto y ante las dificultades encontradas por las fuerzas nacionales atacantes, el mando solicitó refuerzos, entre ellos una Bandera del Tercio, formada por 300 legionarios que combatían en el frente de la Sierra de Guadarrama. Con ellos llegó el capitán Crespo de Guzmán, al mando de la 19ª Compañía de la II Bandera. El día 1º de septiembre de 1936, y durante el asalto al fuerte de San Marcial, resultó herido en un muslo el capitán Crespo, siendo trasladado en avión a Pamplona e ingresado en el Hospital Militar, donde es visitado por su mujer y sus dos hijos. Durante los días siguientes los diarios navarros le dedicaron especial atención, recordando algunos de sus gloriosos hechos de armas en el Tercio de Extranjeros durante las Campañas de Marruecos. Al poco tiempo, la fiebre le comenzó a subir, pero Crespo se niega a que le amputasen la pierna herida que había comenzado a gangrenarse. Posiblemente, porque esa misma prensa le daba información del avance del Ejército de Franco sobre San Sebastián, y la que se consideraba inminente caída de Madrid, y él anhelaba sumarse a las operaciones.

El capitán Luís María Crespo de Guzmán falleció en el Hospital Militar de Pamplona el día 1º de diciembre de 1936, tras dos intervenciones quirúrgicas, realizadas ya a la desesperada y que desgraciadamente no obtuvieron un resultado positivo. En la mañana del 2 de diciembre sus restos fueron trasladados por ferrocarril a Zaragoza. La capilla ardiente quedó instalada en el Hospital Militar, y al día siguiente tuvo lugar su entierro en el cementerio de Torrero de la capital zaragozana. Una Compañía de Legionarios de su II Bandera le rindió los honores fúnebres de Ordenanza. El féretro iba cubierto con la bandera española, con la de Falange y la de La Legión, y por encima de todas, abrazándolas entre sus pliegues, la bandera tricolor colombiana. 

Y allende el Atlántico, en tierras del antiguo Virreinato Español de la Nueva Granada, en su Popayán natal, aún perdura el recuerdo de aquel joven del lugar, que llevado de un desengaño amoroso abandonó Colombia y acudiendo al reclamo de unos marciales carteles anunciadores se alistó al “Tercio de Extranjeros” de España, donde llegaría a alcanzar, por su gran valor y heroísmo en los combates, el empleo de Capitán, entregando su vida por España en aras al juramento prestado, durante una cruenta acción en el transcurso de la Guerra Civil española, vistiendo como sudario la noble y franciscana camisa legionaria.