El anónimo ranchero, hombre que no se sabe cuándo duerme ni cuándo descansa. El café ha de estar hecho a la madrugada, y muy caliente; las comidas, dos al día: por la mañana y por la tarde. Hay que comprar los víveres, trocear la carne, buscar la leña, partirla, encender el fuego. ¡Cosa fácil aquí, pero a veces imposible en el campo, por la lluvia y por el viento!. Si la columna salió hay que pelar las patatas, que es el pecado original de los soldados, lo que más maldicen; todo es preferible. Hay luego que distribuir el rancho, guardar al rescoldo el de los que están ausentes. Hay, por fin, que lavar el menaje, y si es preciso, ir en busca del agua y defenderla con uñas y dientes de los que vienen a beberla sedientos, desesperados. El humo les martiriza los ojos; la lluvia los baña; el frío del amanecer y los rocíos entumece sus cuerpos; pero nada les arredra;viven alegres y dichosos; se permiten el lujo de acudir a los combates, cuando son en el campamento, o de salir en busca de caza mayor y menor para aumentar el menú. En campo libre, el humo, de día, y la llama, de noche, atraen los proyectiles del enemigo. ¡Qué importa!, ¡El rancho sigue!. Los conoceréis en seguida en el campo: tizne, grasa, churre, y dentro un hombre con los ojos hinchados y llorosos; es un ranchero.
"Garzón, Español y ranchero, herido grave,balazo de pecho, atravesando el pulmón, al ir a coger gallinas en un aduar enemigo."